¿Qué son los sacramentos? - Los signos sagrados de Dios
Los sacramentos son signos sagrados que la Iglesia católica utiliza para transmitir la gracia de Dios a través de la vida de los fieles. El rito, la liturgia y el espíritu están presentes en cada sacramento. En total, son siete los sacramentos sagrados. Estos se consideran como un medio para vivir la plenitud de la vida cristiana y alcanzar la salvación. En este artículo hablaremos sobre los siete sacramentos y exploraremos el significado y la importancia de cada uno en la vida católica.
¿Para qué sirven los sacramentos?
Los sacramentos son una forma en la que los católicos pueden experimentar la presencia de Dios en sus vidas. Es una manera de afirmar la creencia en el amor y la misericordia de Dios en la vida cotidiana del católico, al mismo tiempo que recogen y fortalecen su fe.
La Iglesia católica cree que los sacramentos son una fuente de sanidad y perdón. Cada sacramento es una experiencia que conduce a la transformación espiritual y a un crecimiento en la fe. Estos símbolos sagrados están disponibles a todos los creyentes, independientemente de su situación en la vida: soltero, casado, joven o adulto.
¿Cuántos son los sacramentos de la Iglesia católica?
La Iglesia católica tiene siete sacramentos, divididos en tres categorías: sacramentos de iniciación, sacramentos de curación y sacramentos de servicio, todos fundamentales para la vida y fe de los fieles.
- 3 sacramentos de iniciación: el bautismo, la confirmación y la eucaristía.
- 2 sacramentos de curación: la penitencia y la unción de los enfermos.
- 2 sacramentos de servicio: el orden sacerdotal y el matrimonio.
¿Cuáles son los sacramentos?
Los siete sacramentos son fundamentales para la vida y la fe de los católicos, ya que a través de ellos se reciben la gracia y el amor de Dios, y se experimenta su presencia y su querer en la vida de los creyentes. Además, cada sacramento tiene una función específica y ayuda a los fieles a vivir en plenitud su vida cristiana, creciendo en la fe y en el amor a Dios y al prójimo.
El bautismo
El sacramento del bautismo es el primero de los siete sacramentos y la puerta de entrada a la vida cristiana. Es el primer signo sacramental del amor de Dios por el niño. En el culto católico, el bautismo significa unión con Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo y entrada en la comunidad cristiana como hijo de Dios.
La palabra ‘bautismo’ proviene de un verbo griego que significa ‘sumergir’. Por lo tanto, ser bautizado es sumergirse en la muerte y resurrección de Cristo, es un rito de paso. Configurados con Cristo, los hombres se convierten en hijos del mismo Padre y hermanos de Jesucristo, por el Espíritu Santo.
El bautismo es el sacramento del nacimiento a la vida cristiana: marcado con la señal de la cruz, sumergido en agua, el recién bautizado renace a una vida nueva. Habiéndose convertido en cristiano, el recién bautizado puede vivir según el Espíritu de Dios.
La celebración del bautismo culmina con el baño, acompañado de estas palabras por parte del sacerdote: ‘Yo os bautizo en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo’.
La confirmación
El sacramento de la confirmación imprime una marca indeleble en el cristiano, al que se le llama ‘carácter sacramental’. Por lo tanto, este sacramento solo puede recibirse una vez. En la Iglesia católica, la confirmación se recibe después de la edad de la razón.
Este sacramento le corresponde celebrarlo al obispo, demostrando así el vínculo del don del Espíritu con los apóstoles en el día de Pentecostés. Él es el que hace la imposición de manos en este acto.
Durante el acto, el obispo marca la frente de cada confirmando con un aceite perfumado llamado el Santo Crisma. Este aceite esparce un buen olor, con el que llama a cada creyente con entusiasmo y la alegría a ser un auténtico testigo del resucitado. En este sacramento, Cristo se edifica dentro de cada fiel, en la fe en Dios, Padre, Hijo y Espíritu, y en el amor a los hombres y al mundo.
La eucaristía
Este sacramento se considera el sacramento del amor y sacrificio de Cristo en memoria de su muerte y resurrección. La eucaristía es, pues, el sacramento de la presencia real de Jesucristo en la hostia consagrada por el sacerdote durante la misa, que se convierte en el cuerpo y la sangre de Cristo.
Los fieles que reciben la eucaristía en comunión se nutren así espiritualmente y se fortalecen en su fe en Jesucristo. Este sacramento también es un sacramento de unidad, que reúne a todos los fieles en torno a la mesa del Señor. Finalmente, la Eucaristía es considerada un sacramento que nutre la dimensión misionera, llamando a los creyentes a dar testimonio del amor de Dios en el mundo.
La penitencia
El sacramento de la penitencia, también llamado sacramento de la confesión o reconciliación, es un sacramento de sanación que permite a los fieles pedir el perdón de Dios por sus pecados.
Este sacramento permite la reconciliación espiritual entre los fieles y Dios, así como con la comunidad cristiana. El fiel se confiesa ante un sacerdote, expresa sus pecados y recibe la absolución sacramental. La confesión es vista como una oportunidad para la renovación espiritual, la conversión y el crecimiento en la vida cristiana.
Los fieles, son llamados por la iglesia a recibir este sacramento de forma regular, y siempre que necesiten arrepentirse de sus pecados y recuperar la gracia de Dios. En este acto, los sacerdotes tienen el deber de guardar el secreto de la confesión y no pueden, en ningún caso, divulgar lo que les fue confiado.
La unción de los enfermos
También llamado sacramento de la extremaunción, la unción de los enfermos es un signo sagrado que se ofrece a las personas que padecen enfermedades graves. También que se aplica a las personas que presentan síntomas de la vejez o que se encuentran en peligro de muerte. Un sacerdote de la Iglesia Católica es el encargado de administrar este sacramento al cristiano, para hacerlo le ‘unge’ o bendice con óleo sagrado en su frente.
El propósito de la unción de los enfermos es dar una gracia especial a la persona enferma, para que pueda hacer frente a la enfermedad, soportar el dolor y prepararse para la muerte. Este sacramento también se considera una fuente de sanación espiritual, ya que puede ayudar a calmar las ansiedades y los miedos relacionados con la enfermedad y la muerte.
La Unción de los Enfermos se puede dar varias veces durante la vida de una persona, si se enferma gravemente o si su enfermedad empeora. Es importante enfatizar que este sacramento no necesariamente cura la enfermedad física, pero brinda la gracia y la fuerza del Espíritu para tratar la enfermedad y el proceso de curación.
Además, la unción de los enfermos no está necesariamente asociada con la muerte inminente de la persona enferma, aunque alguna vez se la denominó ‘última unción’. Sin embargo, este sacramento se administra a los que están a punto de morir para prepararlos al encuentro con Dios, y puede ir acompañado de la comunión y la confesión.
El orden sacerdotal
Este sacramento confiere el poder y la gracia para celebrar los sacramentos, en particular la eucaristía, y para guiar a la comunidad cristiana. El orden sacerdotal se divide generalmente en tres grados: diácono, presbítero y obispo, aunque en determinados casos excepcionales existen otros grados menores.
El sacramento del orden sagrado descansa en el oficio del obispo, quien impone las manos sobre el candidato. Esta figura recibe el poder de dispensar los sacramentos y ser un líder religioso en la comunidad. Los hombres que son ordenados presbíteros tienen el deber de ejercer su ministerio en colaboración con su obispo, bajo su autoridad.
El sacerdocio ministerial en el que se inician los sacerdotes de la orden es visto como una participación en la misión de Cristo. Este grado fue el que instituyó los sacramentos de la eucaristía y la penitencia para ayudar a los creyentes a crecer en gracia y santidad.
Los sacerdotes de la orden también tienen el deber de ser guías y modelos para su comunidad, a través de la oración, el testimonio de vida y la enseñanza de la doctrina de la iglesia.
El matrimonio
El sacramento del matrimonio es una unión conyugal contractual y/o ritual, de duración ilimitada, reconocida por la Iglesia como alianza sagrada entre un hombre y una mujer. El matrimonio es considerado por la Iglesia Católica como una vocatio (invitación) de los cónyuges, para permitirles construir su vida en comunidad, fundar una familia y ayudarse mutuamente a realizar su unión divina.
Este acto es celebrado por un sacerdote, en presencia de dos testigos y de la comunidad de cristianos. Durante la ceremonia, los cónyuges intercambian consentimientos mutuos y el sacerdote da la bendición de su unión. El matrimonio católico se considera indisoluble, es decir, no puede ser disuelto por la autoridad civil o religiosa, excepto bajo ciertas condiciones muy específicas.
El sacramento del matrimonio es fuente de gracia para los cónyuges, quienes reciben de Dios la fuerza y la gracia para construir su vida en comunidad. También reciben el mandato de respetar y amar a su cónyuge, educar a sus hijos en la fe y apoyarse mutuamente en su crecimiento espiritual. El matrimonio es así considerado un sacramento que implica la dimensión de la fidelidad y del amor, en el respeto y compromiso recíproco de los cónyuges y hacia Dios.
¿Qué son los sacramentos para niños?
Para los niños, hay cuatro sacramentos de iniciación cristiana: el bautismo, la confirmación, la eucaristía y la confesión.
- El bautismo purifica de todo pecado y acoge al niño en la comunidad de los cristianos.
- La confirmación fortalece la presencia del Espíritu Santo en la vida del niño y le ayuda a crecer en la fe.
- La eucaristía permite al niño recibir el cuerpo y la sangre de Cristo para nutrir su vida espiritual.
- La reconciliación o confesión, ofrece al niño la oportunidad de pedir perdón por los pecados y recibir la misericordia de Dios.