¿Qué es un alcalde en la Santa Hermandad y cómo es su nombramiento?
Dentro del gobierno de un país, existen diferentes tipos de cargos que permiten llevar a cabo el control del territorio. En España, uno de ellos era el de alcalde de la Santa Hermandad, quien ejercía el liderazgo de una provincia. Así que, en este artículo, explicaremos de qué se trata ese puesto y cómo era su nombramiento. También se verán las diferencias con un alcalde ordinario, sus obligaciones de ley, además de su posición en el ayuntamiento y el cabildo.
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¿Qué era un alcalde de la Santa Hermandad?
En siglo XV los reyes de Castilla crearon una institución de seguridad para defender su territorio, similar a lo que hoy en día es un cuerpo militar o policial. A este cuerpo se le conoció como la Santa Hermandad y era el grupo armado que impartía justicia en ese territorio de España. A Los dirigentes de este órgano se les conocía como alcaldes, pues tenían una función parecida a la de un alcalde ordinario o un alcalde distrital del presente.
La Santa Hermandad recibió la autorización por parte de Isabel la Católica, en el año 1476, y cobraban los pagos de los consejos municipales y el ayuntamiento. Se le consideró como el primer cuerpo de policía oficial que se generó en todo el continente europeo.
Un pueblo en donde existía la Santa Hermandad contaba con dos grupos de alcaldes, llamados los partidarios y los provinciales. El segundo grupo, contaba con una jurisdicción que incluía a toda una provincia o distrito. Por lo que, el alcalde manejaba la ley en un tribunal o ayuntamiento para mantener la seguridad, también tenían voz y voto en el cabildo general.
Por otra parte, los alcaldes partidarios no poseían una jurisdicción tan grande, de modo que, se les asignaban territorios más pequeños. En este tipo de alcaldes, podía haber varios jefes ejerciendo el rol de líder, porque existía uno por partido o grupo cristiano. Así que, tenían que compartir el liderazgo entre todos.
¿Qué es un cuadrillero de la Santa Hermandad?
La función de la Santa Hermandad dentro del territorio del virrey de Castilla fue perseguir a todos los criminales y ladrones de la provincia. De igual manera, tenían la potestad de castigar a cualquier malhechor que capturaran. Aunque, es importante destacar que un fiscal de distrito declaró que la jurisdicción de la hermandad abarcaba en el campo. Las ciudades no se incluían, excepto cuando el delincuente se escondía en ellas. Cabe destacar que, no existía el cargo de alcalde accidental, porque había varios miembros que podían cubrir el puesto en caso de emergencia.
Estas concesiones las otorgó el virrey de Castilla, sin la necesidad de pasar por el tribunal de ley. Esto no solo ocurría en España, ya que también se registraron casos en sus colonias. En ese sentido, el virrey Pedro de Cevallos denominó a algunos individuos como alcaldes de barrio de Buenos Aires. No obstante, ellos tomaron el título de alcalde de la Santa Hermandad.
Los cuadrilleros eran otros personajes dentro de la Santa Hermandad, aunque con menor importancia que el alcalde. Estos eran personas que recibían el designio de controlar un pelotón armado. Por lo que, es posible afirmar que también poseían una gran importancia en el manejo de esta organización. Su trabajo era llevar a la justicia de un tribunal a los capturados por vandalismo, hurto, violación, extorsión o deudas, aunque no lo llevaban a cabo como un alcalde ordinario, sino con violencia.
¿Cómo se lleva a cabo el nombramiento de un alcalde en la Santa Hermandad?
Hoy en día, el cargo de alcalde de la Santa Hermandad no existe, pues la agrupación recibió la disolución en 1834. Su reemplazo fue la Superintendencia General de Policía, que se creó 10 años antes, por lo que paso a ser el cuerpo de seguridad oficial del reino. Así que, en la actualidad es imposible recibir el nombramiento de alcalde de la Santa Hermandad.
Ahora bien, en su creación, el primer nombramiento lo llevó a cabo la reina Isabel la Católica de Castilla. Sin embargo, a partir de ese momento esa función recayó en el virrey de dicho territorio. Por lo que, quien ejercía este cargo, tenía la potestad de quitar o poner a los alcaldes que fueran de su gusto sin pasar por el cabildo, para que llevaran la justicia al reino.